Arranca la excavación en el entorno de Peña Castiello en donde, según las crónicas, el mismo rey Alfonso VII atacó al conde rebelde Gonzalo Peláez

F. Romero / Trubia

La excavación arqueológica en el entorno de la fortaleza de Guanga (Trubia) comenzó esta semana. La comisión permanente del Consejo de Patrimonio Cultural de Asturias había dado luz al estudio de la finca de El Pinalín, junto a las famosas cascadas y se desarrolla desde el 17 de junio hasta el 7 de julio, bajo la dirección del arqueólogo Jesús Fernández, que baraja la hipótesis, por otros restos encontrados en anteriores catas, de que en este lugar se pudo preparar el largo asedio contra el conde levantisco Gonzalo Peláez.

El castillo de Guanga, entre los límites de Grado y Oviedo fue sin duda uno de los más importantes de Asturias, al controlar estratégicamente uno de los más antiguos y más transitados pasos hacia la Meseta por el Puerto de Ventana. Este trayecto era el que se utilizaba entre la Edad Media y la Edad Moderna, puesto que constituía el trazado más recto en dirección a Oviedo. Entre los concejos de Grado, Oviedo y Santo Adriano se localiza la sierra de Guanga, una pequeña cadena montañosa que se extiende entre la Collada de las Fileras y el barranco del río Guanga. Situado en el picu Castiello, se ubicaba este importante bastión medieval, famoso por ser uno de los que mandaba el díscolo conde Gonzalo Peláez, que quiso en el siglo XII recuperar el Reino de Asturias y separarse de Castilla. Este conde fue miembro de la alta nobleza asturiana llegando a ser gobernador de Asturias e incluso alférez real con Alfonso VII “El emperador”. Además del castillo de Guanga, Peláez dominaba Astorga, El Bierzo, Laciana, Babia, Luna, el castillo de Gauzón y del río Eo hasta Cabruñana y era titular de la tenencia de los castillos de Astorga, Pajares y Alba de Quirós y de la torre de Proaza y de Tudela.

Sin embargo, este noble, a pesar de ser favorito del rey, se rebeló en numerosas ocasiones contra él. Alfonso VII tuvo que luchar duro para someter al conde asturiano, que desde sus fortalezas le hacía la guerra de forma intermitente. Cuentan las crónicas que el monarca se vio obligado a acudir espada en mano y en persona hasta su castillo de Guanga donde, según las crónicas, se rebeló el conde Gundinsalvo comite in rebellione posito in castro buanga samna. El rey exige su rendición pero no consigue su objetivo y deja allí durante dos años a su favorito, Suero Bermúdez. Gonzalo no fue capturado y huyó más al sur, hacia su torre de Proaza. Tras dos años de lucha y una dura represión contra los que apoyaban al rebelde en 1135 Alfonso VII perdona a su vasallo a cambio de que no volviese a Asturias y de que entregase los castillos de Alba, Quirós, Proaza y Guanga. Pero se vuelve a rebelar hasta que, capturado y encadenado, es mandado al exilio en Portugal, en donde morirá en 1138. Sus caballeros traerán su cadáver hasta Oviedo, y será enterrado en San Salvador.

Hoy del castillo apenas queda nada, principalmente porque, según confirman los vecinos, esta peña sufrió numerosos desprendimientos en los últimos años, lo que se puede comprobar observando las inmensas rocas caídas unas sobre otras. El erudito local del siglo XIX Álvaro Fernández-Miranda recoge en sus escritos sobre el concejo de Grado que en este lugar “en 1797 se hallaron lanzas y hachas y unas chapas de cobre labrado, de muy antigua forma, con borrosas inscripciones”.Todavía hoy se conserva en buen estado un profundo pasadizo que los lugareños dicen que comunicaba el interior del castillo con un bosque de castaños.

Es un entorno de gran belleza, en el que abundan bosques de castaño y roble, viejos molinos y cascadas espectaculares.

En pueblos cercanos como Sama de Grado se recuerdan aún dichos populares que han llegado hasta nuestros días y que hablan de la importancia que tuvo esta fortaleza: Traigo la cabeza rota/de carretar oro y plata/del castillo de Teverga/ para el castillo de Guanga.

Este enclave medieval aparece inventariado en el estudio que entre 2003 y 2006 llevó a cabo la Universidad de Oviedo a cargo de los investigadores José Avelino Gutiérrez y Patricia Suárez y que describen como “castillo de altura de pequeñas dimensiones con alguna estructura simple: recinto, torre, foso, terraplén, explanada en roca…”.

Los promotores de la excavación buscan voluntarios para trabajar este verano en el entorno del castillo. Se puede contactar en: fernandezfjesus@uniovi.es

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Entrevista a Jesús Fernández, Historiador y arqueólogo que dirigirá la excavación

«En el Pinalín hay restos de taludes y cerámica medieval»

«Mi hipótesis es que hay una estructura en esta finca que pudo ser la base del asedio de Suero Bermúdez contra el conde rebelde»

F. R. G. / Trubia

-¿Qué hipótesis manejan para la excavación?

– El plan no es excavar en el picu Castiellu. La idea es hacerlo en el entorno, en un sitio que llamaban ‘El Pinalín’. Cuando yo hice la tesis encontré un sitio cerca de la peña con unas estructuras de taludes circulares. Me pareció un lugar sospechoso y recogí cerámica medieval. Creemos que puede estar relacionado con la presencia de un centro de poder en esta zona. Pueden ser espacios que cumplan funciones vinculadas a esas fortificaciones. Puede ser, por ejemplo, de fiscalización de vías de comunicación porque está muy cerca del camino. Otra hipótesis es que sea uno de los lugares utilizados para el asedio cuando surge el conflicto con el conde Gonzalo Peláez y Alfonso VII, esa es la hipótesis por la que me inclino.

-¿Era importante históricamente este enclave?

– Sí, era un distrito administrativo, un alfoz cuyo centro de poder sería el castillo. Funcionó así hasta mediados del siglo XIII en que se integra este territorio en la Pola de Grau. Ahora quiero dar un paso más en la investigación que ya hice en su día. Las fuentes históricas están agotadas y queremos completarlas con la arqueología. El territorio de Trubia era peculiar porque estaba vinculado al realengo, a diferencia de territorios vecinos.

– ¿Ese centro de poder era un castillo, una fortaleza u otro tipo de edificación?

-Era un recinto fortificado, una fortaleza. Tenemos una imagen condicionada por el cine y el cómic de grandes castillos. Nada tienen que ver con estas pequeñas atalayas fortificadas de época altomedieval. Son peñascos, poco accesibles, reforzados con muretes y empalizadas.

– Detrás hay una historia mezclada con leyenda, porque al parecer fue una de las fortalezas del conde Gonzalo Peláez, que se enfrentó al poder real en el siglo XII. ¿Qué hay de cierto?

-Hubo muchas revueltas y el rey en persona tuvo que suspender sus campañas militares para atenderlas. No es leyenda, es crónica contemporánea del rey y son datos que nos hablan de estos asedios. El rey tuvo poco éxito y dejó a cargo a alguno de sus fieles: Suero Bermúdez, que asedió Guanga y Proacina entre 1133 y 1135. fue un asedio largo y de ahí mi idea de que el conde necesitó infraestructura que es lo que queremos comprobar.

-Apenas queda vestigio alguno en este enclave. ¿Se tiene certeza de dónde comenzar la excavación?

– Quedan pocos vestigios, aunque como le comenté nuestra idea no es excavar exactamente en Picu Castiello, en donde solo quedan algunos derrumbes y trazas de muretes. Seguramente había empalizadas de madera y eso no deja huella arqueológica.

-¿Qué territorio controlaría este centro de poder?

-El alfoz no sería muy extenso. Históricamente fue el territorio de Trubia, formado por las parroquias de Santa María de Trubia, Udrión y Pintoria, seguramente. El pueblo de Perlín ya aparece citado en el siglo XII como dentro del alfoz de Guanga, que tendría su origen en el siglo IX, en el monasterio de Gladila (Santa María de Trubia).

-Hay una cueva bajo la peña. La gente de la zona dice que era un pasadizo del castillo ¿que hay de cierto?

-Esta galería desató mucha leyenda. No tenemos certeza de ello. Parece más bien de origen extractivo.