Las excavaciones, impulsadas por la Fundación Valdés Salas, exhuman parte de una fortificación de más de un metro de altura y cuatro de anchura, del siglo III o IV a. C.
Redacción/Grado
La investigación arqueológica del castro de Alava, en Salas, impulsada por la Fundación Valdés-Salas, ha finalizado la campaña de este verano con un importante hallazgo: un muro «con cierta monumentalidad» de más de un metro de altura y cuatro de anchura, que ha sido exhumado en su cara exterior, en una superficie de más de dos metros. Junto al hallazgo de esta fortificación, los trabajos han hallado numerosos materiales de deshecho. El muro, datado en principio entre los siglos III y IV antes de Cristo, en la segunda Edad del Hierro, es una fortificación localizada en la parte superior del castro, en la zona habitada, según detalla el director del trabajo de campo, el arqueólogo Rubén Montes. «Este verano estamos excavando en la parte superior del castro, en la zona que estuvo habitada, y en la zona de las defensa, en un foso». Es en la parte superior donde se ha hallado la fortificación, que en la parte interior servía para aterrazar el terreno del asentamiento. «Servía tanto de elemento defensivo como de terraza para contener el terreno», señala Montes. El muro, montado a hueco, sin mortero, confirma la importancia de un asentamiento que quedó sin uso antes de la romanización, uno de los enigmas que saca a la luz la investigación, que tiene como directores científicos a los arqueólogos Ángel Villa y Miguel Ángel de Blas, dentro del proyecto ‘Beriso’. «Hemos encontrado hallazgos de la segunda edad del Hierro, no más antiguos ni más tardíos. No parece que haya habido contacto con la presencia romana», apunta Montes. Una incógnita, ya que se trata de una zona con abundante minería de oro, ya explotada antes de la romanización.
El proyecto, financiado por la Fundación Valdés Salas, ha realizado también excavaciones en Pena Aguda, para documentar la ocupación del territorio de Salas y Belmonte, en el entorno del Narcea. El yacimiento será sellado y protegido hasta la próxima campaña, y ahora queda el estudio de laboratorio de los materiales localizados, lo que incluye dataciones, estudios de polen y otros análisis. «Todo dato es bienvenido». En la campaña han participado cinco arqueólogos.
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