De pronto, un día nos despertamos y nos damos cuenta que todo ha cambiado; hemos visto cómo los medios de transporte pasaron de los equinos y carros a los motores de combustión con ruedas de goma y ballestas, lo que significaba más rapidez y más prisa; pero… las carreteras no han evolucionado al mismo ritmo; el tiempo ha empezado a cotizarse como un mineral precioso, hemos pasado de una vida plácida y natural a otra acelerada, estresante y consumista, a la que llamamos estado de “bienestar”, también conocido como era industrial. Las gentes abandonaron sus sistemas de vida tradicionales y emigraron a los polos de desarrollo o polígonos industriales en torno a los cuales crecieron las grandes urbes. El cambio efectuado por nuestra sociedad desde mediados del siglo XX a estas primeras décadas del siglo XXI ha sido vertiginoso, concretamente en Asturias hemos pasado de la madreña a las redes sociales, al Internet y todo ha sido tan precipitado que no hemos sido capaces de digerirlo. Una de las cuestiones sociales más delicadas es la de la administración de los tiempos y de pronto nos vemos desbordados pasando del tiempo de las cerezas, los higos o las castañas a los tiempos del viaje a la luna, o al centro de la tierra, convirtiendo una soñadora fantasía de Julio Verne en una realidad ya pasada.y superada, ahora estamos en los tiempos del cambio climático y la inteligencia artificial...
11 octubre, 2024