Page 38 - mancha
P. 38



30 La Voz del Trubia Octubre de 2022
4"-6%



%S +PTÉ "OUPOJP 'MÓSF[ -P[BOP
Después del incendio



Cuando el hombre no se encuentra a sí ñina y autodestructiva, que nos puede llevar
mismo, no encuentra nada por identificación con la naturaleza, a la
Goethe propia destrucción de uno mismo (autoli-
Asistimos perplejos e impotentes a la sis), al suicidio. Precisamente aquella exu-
quema de bosques en nuestro país, incen- berante naturaleza perfumada y de un
dios por todas partes que arrasan bosques, vívido colorido, se ha transformado en un
fauna, poblaciones. Se ha hablado hasta la paisaje de horror y espanto; un páramo car-
saciedad del impacto ambiental, econó- bonizado. Desesperación, infierno, pesadi-
mico, ecológico y, por supuesto, de la po- lla e impotencia, son palabras que dibujan
sible pérdida de vidas humanas. Pero nada, la experiencia vital de estas personas aco-
o muy poco, se ha dicho del impacto de este sadas por el fuego. Muchas personas perte-
tipo de catástrofes en la salud física y men- necientes a ese paisaje devastado por el
tal de las personas afectadas. fuego están entristecidas imaginándose los
Fuego, humo y cenizas en los bosques de animales aterrados que huían envueltos en
toda España. Miles de hectáreas de árboles llamas. Un dolor inenarrable, un terror que
autóctonos arrasadas. Inmensas pérdidas, no podemos comprender. El impacto de
daños incalculables y presupuestos ingentes este tremendo estrés potencia el riesgo de
para afrontar la repoblación forestal. morbilidad y mortalidad. Siglos de pacien-
Pero aparte de estos daños físicos y mate- cia, árboles centenarios carbonizados testi-
riales merece la pena hacer algunas consi- gos de la infancia de sus bisabuelos. Suelo
deraciones acerca de los daños físicos y destruido que no dejará ver la próxima pri-
psicológicos, éstos mucho más subjetivos y mavera. En fin, un entorno sin reloj bioló-
persistentes. Esta catástrofe ecológica gico ni climatológico. En este paisaje
puede quebrar el sentimiento de seguridad carbonizado, surge en el habitante el “sen-
de las personas de ese medio, incluso llegar timiento de la culpabilidad”, ¡lo pude haber
a poner en cuestión sus propias creencias e son quizá el mejor lugar para comprobar los miedo atroz y una incapacidad de tranqui- evitado! Los trastornos de ansiedad, la irri-
ideales de toda la vida. Siempre hay un efectos de esta explosión de ansiedad, an- lizarse; una angustia a flor de piel. Este pai- tabilidad y el miedo a que de nuevo pueda
antes y después. Un después descrito por un gustia y depresión. Los afectados reviven saje, es como un grito “desgarrador” que arder en su propia casa, activan patrones de
paisaje carbonizado, tétrico, dantesco y trá- el suceso una y otra vez, rehúyen el con- podemos ver en las personas afectadas con conducta enfermizos que se repiten cotidia-
gico. Algunas víctimas quedarán marcadas tacto con cualquier persona que les re- sus ojos inmensamente abiertos. Así, pues, namente. Asimismo, el concepto de “sí
de por vida y se limitarán a llevar una vida cuerde el acontecimiento, están en alerta muchas personas atrapadas por el fuego y mismo” y el de “autoestima”, se ven sensi-
anodina y sin ilusión. permanente, experimentan síntomas físicos, la posterior catástrofe vivirán durante blemente deteriorados como consecuencia
abusan de fármacos, alcohol o drogas. Son mucho tiempo el acontecimiento traumá- de la inadaptación progresiva sufrida por la
Paisajes personas que sufren el rigor del estrés pos- tico de forma persistente. Un sentimiento catástrofe de la quema del bosque. En fin,
Una persona afectada describe: “De pronto traumático. Las recetas de todo tipo de an- de “extrañeza”, referido a “sí mismo” y a un humor depresivo envuelve al sujeto
he echado de menos aquellos paisajes en siolíticos, antidepresivos e hipnóticos se su entorno inmediato. Los trastornos psico- como una gigantesca telaraña pegajosa, ex-
que el tiempo era mi amigo y me regalaba dispararán en las personas afectadas. Sabe- somáticos se disparan: problemas digesti- hibiendo al mismo tiempo signos de irrita-
la calma templada de una tarde desde el mos que la salud es un difícil equilibrio con vos, hipertensión, neurosis, dispepsias, bilidad, apatía, desgana y falta de energía
porche de mi casa. De aquel entonces con- nuestro medio ambiente. De ahí, que la des- cefaleas, molestias cardíacas, trastornos vital.
servo perfectamente las canciones de los trucción del medio (la quema de los bos- musculoesqueléticos, trastornos génito-uri-
pájaros y el eco del vértigo que fueron los ques) sea uno de los agentes estresantes narios, taquicardia, palpitaciones, etc. Evitación fóbica
días. Vivía en ese paisaje de perfume y más potentes, inductor por supuesto, de nu- Especialmente, los síntomas de angustia, Otras personas sufrirán de evitación fóbica,
color bajo el mandato de la despreocupa- merosas enfermedades. Imaginemos una ansiedad y de terror, se extienden al igual lo cual determinará en última instancia el
ción. Ahora todo es de otra forma, como si persona que vivía en las proximidades de que el fuego arrasador de fauna, árboles y abandono de su propia casa y de ese entorno.
de repente apareciera una densa niebla.Y uno de los bosques calcinados. Al levan- matorrales. Los recuerdos, los sueños de Probablemente el abuso del alcohol y de los
surge el dolor de estar viva, de no saber si tarse temprano, podía respirar un aroma de carácter recurrente (a veces, sueños terrorí- medicamentos sedantes, se incrementen sig-
vivir merece la pena. En el páramo carbo- pino, eucalipto y de múltiples flores silves- ficos), las sensaciones de que el aconteci- nificativamente y produzcan conductas de
nizado por el fuego, surge la esperanza de tres. Disfrutaba asimismo del trino y alegría miento traumático se están reviviendo dependencia. Igualmente, en tales circuns-
la vida”. de los pájaros y de un paisaje único, protec- vívidamente, el malestar psicológico in- tancias, es previsible el aumento de la depre-
Pero, sin duda, las personas afectadas, serán tor de su propia salud. tenso, la sensación de un futuro desolador sión, del absentismo laboral y del costo de
especialmente vulnerables en su salud. Una Ahora, sin embargo, contemplamos un pai- y los síntomas persistentes de excitabilidad la asistencia médica. El trastorno por estrés
persona decía: “La vida se me ha llenado saje carbonizado, fúnebre y triste como an- (ausentes antes de la catástrofe), dificulta- postraumático finalmente hace su aparición.
de muertos muy próximos como árboles tesala de la muerte. El “olor quemado” es des para conciliar el sueño, irritabilidad, El sujeto se ve asediado por la rememoriza-
caídos después de un huracán. Desde hace insoportable y la monotonía negra del pai- problemas en la concentración y respuestas ción desagradable del evento traumático, lo
tiempo, al asomarme al porche de mi casa saje es ciertamente impactante. Una atmós- exageradas de sobresalto, constituyen algu- que ocurre a través de pesadillas terroríficas
siempre tenía una sonrisa como el sol, fera de misterio, una sombra oscura, dibuja nas perturbaciones psicológicas propias de en las que él mismo se ve rodeado y abra-
ahora siento mucha angustia y desgana para la soledad dolorosa y la melancolía ante el éste tipo de catástrofes ecológicas. sado por el fuego. Esta evocación displacen-
vivir. Me siento vulnerable y ese paisaje espectáculo dantesco de la naturaleza abso- tera, se repetirá de forma reiterada hasta el
calcinado es como la catástrofe de las au- lutamente destruida. Dolor inenarrable punto de producir un estado psicológico de
sencias. Y no puedo vivir. ¡No quiero ¿Dónde están mis árboles? ¿Dónde se en- En fin, la intranquilidad de ánimo y la ex- hipervigilancia y una profunda sensación
vivir!”. cuentran los animales? ¿Qué fue de aquel presividad morbosa son las características subjetiva de angustia. El fuego, no ha des-
Otras personas, tal vez, se readaptarán par- cuadro paisajístico multicolor? Esta imagen de estas gentes atrapadas por la angustia y truido solamente el bosque, sino muchas
cialmente y atenderán sus necesidades de ennegrecida, despierta en las personas trau- la desesperación. Observando a estas per- imágenes mentales de la persona, ha destro-
forma inmediata. La profunda frustración matizadas, episodios de tristeza y melanco- sonas, podemos contemplar la impotencia zado también gran parte de su propia “ima-
de muchas personas (¿por qué a nosotros?) lía. En fin, un cuadro ante el que no quiero humana ante la fatalidad. En ese contexto, gen personal”, del concepto de “sí mismo”.
contribuye a generar una sensación de in- despertarme porque el dolor y la desespe- hemos visto a personas cabizbajas que re- Tal vez, el “sentido de la vida” del “luga-
defensión y desesperanza, ingredientes ne- ración son los aspectos más destacados de tuercen las manos y que expresan muy bien reño”, destruido por el fuego, le conduzca fi-
cesarios para cualquier perturbación mi humor. Las caras de estas personas, el dolor del momento. Gestos de desespe- nalmente a la enfermedad. De ahí la
psicosomática. Sin duda, en los próximos antes alegres, ofrecen un rostro de profundo ración, de expresión crispada y dramática, necesidad de realizar estudios de segui-
meses aumentarán los trastornos psicopato- abatimiento, impotencia, cansancio y me- que denotan un gran estrés y dolor. Y las miento que permitan vigilar la salud de estas
lógicos en muchas personas que han per- lancolía. Un silencio profundo parece reinar demás personas que observamos, ¿rezan?, personas y aplicar programas terapéuticos
dido su entorno natural (paisaje, cosechas, en ese espacio quemado y enlutecido. Algo ¿maldicen?, ¿se sienten abrumadas?, ¿están integrales, necesarios para calmar el “ardor
animales, casas, etc.). Las farmacias y las similar a lo que pintó Edward Munch en su desconsoladas? Tal vez, ese paisaje que- del fuego destructivo” en la mente humana.
consultas médicas en los centros de salud cuadro “El Grito”. Un horror inenarrable, mado produzca una agresividad interna, da- ¡Ya no soy nada, sin mi naturaleza y paisaje!
   33   34   35   36   37   38   39   40