Por Carlos URDAMBIDELUS AZA
Médico Hematólogo
Se podría pensar que iba a hablar de Iván Álvarez y de Tino subiendo en bicicleta ese famoso puerto, o de una de las Perico–escaladas, pero nada de eso, se trata de hablar de mi abuelo Xuacu, es decir Joaquín Aza Arias (Udrión 23 de marzo de 1876 7 Soto – Trubia 1947) quien, con otros hombres de los que me gustaría saber sus nombres, como se ve en la fotografía adjunta, subían dirigiendo una carreta de bueyes con destino a la Central Hidroeléctrica de la Malva, por el camino que se conocía como camino de la Farrapona y de TorrestÍo, antes calzada romana del CamÍn Real de la Mesa o de la vía de la Plata. Estábamos en el año 1917.
Supongo que esta descripción se corresponde con la realidad, y que efectivamente por esa vía entró el material para la obra del canal, puesto que existía una pista hecha para sacar mineral de hierro de la mina de Santa Rita y ello permitió su utilización también como servidumbre momentánea, para llevar materiales a la Malva.
Transcurría el año 1916, cuando según mis notas, llegaron desde Alemania, de Dusseldorf, de la Sociedad Mannesmannrhören Werke, las tuberías allí construidas para la Malva. Aunque el contrato al efecto se firmó el año 1914, el estallido de la Guerra Mundial hizo que se retrasasen las entregas, debido fundamentalmente a que la empresa se vio obligada a dedicarse a la fabricación de material de guerra. (…) Tras múltiples obstáculos se consiguió el permiso del gobierno Alemán para la exportación y la de los gobiernos Inglés y Francés para el tránsito. [1]
El día 1 de mayo de 1916 los tubos llegaron al puerto español de Gijón. Primero se transportaba desde allí el material en camiones y cuando el camino era inaccesible para ellos, se recurría a las carretas.
Hay que recordar aquí a los carreteros, que condujeron la carreta que vemos. Era el año 1917 chispa más o menos, y me consta que trabajaban con preocupación. Mi abuelo Joaquín conocía bien la zona. No en vano su madre Águeda Arias Castrillón era de Marentes y su padre Paco Haza Farpón, de Pola de Lena. Lo habían llevado desde niño por esas montañas, pero en éste viaje existía un paso obligado por un puente, que salvaba el cauce sobre un río, y era bastante inseguro.
Respecto a ello debo añadir que a pesar de mis pesquisas no logré enterarme de qué río se trataba, o si río o un arroyo. Por aquella zona discurren varios: naturalmente el Somiedo, el Saliencia, el Sousa, el río Valle, el Arroyo de los Lagos y el Arroxiu. Pero no resulta fácil saberlo sin conocer el camino exacto que siguieron. Es curioso el detalle comentado en algunas publicaciones de la necesidad de transportar el material en carretas al estar el camino imposible para transitar los camiones. Entonces los había de dimensiones enormes y, según opiniones, al no estar hechos los accesos a la que iba a ser la Central, utilizaban como medio complementario las carretas. Eso se entendería fácilmente, pero a la vista de la foto que presentamos, se puede observar que ascendían sobre una carretera de muy buen firme y que la imposibilidad de hacer el trayecto con camiones, supongo que estaría más arriba.
Aclaro que ésta foto esta reproducida en distintas publicaciones, y se atribuye su conocimiento a la memoria de Víctor M. Vázquez “Somiedo energía y vida”, pero la foto que se adjunta, siendo la misma imagen que las del trabajo mencionado, es de propiedad de la familia de mi abuelo y estuvo en su casa de Trubia desde los años en que se efectuó el traslado.
Así debieron de ocurrir las cosas, y siguieron las dificultades, porque hubo que instalar el material en ausencia de montadores experimentados. Según referencia de los autores citados previamente.
Los comentarios que apoyan nuestro relato están basados fundamentalmente en la tradición oral del entorno familiar, ya que aquellos documentos que podrían sustentar nuestras opiniones, no supimos o no pudimos conseguirlos.
Pese a éstas premisas hemos tomado de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte la siguiente información referida a Hidroeléctrica del Cantábrico.
El 15 de Marzo de 1913 los empresa ríos Policarpo Herrero y Vázquez, José Tartiere Lenegre y Narciso Hernández Vaquero y Franco conciertan con Ignacio Herrero de Collantes (Marqués de Aledo), Martín González del Valle y Fernández Miranda (Marques de la Vega de Anzo), Celestino García López, José Gonzáles Herrero y Benito Collera y Duyos, la constitución de la Sociedad Civil Privada de Saltos de Agua de Somiedo teniendo como finalidad el aprovechamiento hidráulico de los lagos y ríos de ese concejo que venían siendo estudiados desde 1907. La junta de Saltos de Agua de Somiedo tiene presente la venta de la energía que produce y es Narciso Hernández Vaquero y Franco quien está en negociaciones con la Sociedad Popular Ovetense, constituida en 1898, para firmar un contrato de suministro de fuerza. También Policarpo Herrero Vázquez trata de interesar a la distribuidora en los saltos de Somiedo. El proyecto de contrato de suministro de fuerza y cambio de acciones, se aprueba en la junta del 16 de abril de 1914, intercambiando a la par entre doscientas y cuatrocientas acciones para cuando se constituya en sociedad anónima la Sociedad Saltos de Somiedo. El 25 de octubre de 1919 la Junta se reúne en Oviedo para tratar de constituirse en sociedad anónima, «toda vez que se había comenzado la explotación de la primera parte del salto y se habían obtenido al efecto los beneficios de la ley de 2 de marzo de 1917 sobre protección a las nuevas industrias». Se establece como acuerdo que la Sociedad Civil Privada de Saltos de agua de Somiedo continúe como tal hasta el 31 de diciembre de 1919 y la sociedad anónima comenzará su nueva vida el día 1 de enero de 1920 denominándose Hidroeléctrica del Cantábrico-Saltos de Agua de Somiedo. La Sociedad Civil Privada Saltos de Agua de Somiedo queda disuelta el 1 de enero de 1920, al constituirse la Sociedad Anónima Hidroélectrica del Cantábrico-Saltos de Agua de Somiedo. El capital será de 10 millones de pesetas divididos en 20.000 acciones de 500 pesetas además de 5 millones de pesetas en 10.000 obligaciones de 500 pesetas. Desde esa fecha la empresa no ha hecho más que crecer absorbiendo pequeñas compañías suministradoras y generadoras (Electra Industrial de Gijón, Compañía Popular de Avilés, Compañía Popular de Gas y Electricidad, etc.).
Por aquél entonces mi abuelo conocía a D. Narciso Vaquero, no sabría decir cual fue el origen de esa amistad, que yo supongo fraguada en la carreta, es decir en la carretera de Avilés entre el río Nalón y la casa de mi abuelo, donde está el cruce que era paso obligado y frecuente hacia Grado siguiendo de frente, a Teverga y Quirós hacia la izquierda o a la derecha para Priañes y donde mi abuelo charlaba con todo quien pasase por allí. Por cierto antes, en la entrada del puente de piedra, había una señal que decía “ruta pintoresca”, pero ya no existe ese cartel.
Es curioso que en la salida del mismo puente, en las Tres vías, yo escuchaba el saludo típico de los obreros de la fábrica, cuando se cruzaban en bicicleta y era: “yeeep”. Y también tomé conciencia de que Proaza arriba tenía que haber osos, porque otro cruce de saludos era: ¿viste los osus? ¿yeran cardosus?
En estas circunstancias D. Narciso transmitió al abuelo Xuacu su preocupación por el transporte que tenía que hacer y la dificultad que entrañaba el paso por el puente. Mi abuelo le dijo: «No se preocupe, pásolo yo”.
La aventura de mi abuelo y sus acompañantes terminó bien y me consta que D. Narciso le estuvo muy agradecido, tanto que solía entrar en la casa en Soto, no sé si de paso a Priañes, y se paraba a charlar. En una ocasión le dijo: «Mire Joaquín tiene Ud. mucha gente en la casa -eran hijos, nietos y demás familia- y añadió, si Ud. necesita que le coloque a alguno dígamelo». Mi abuelo no aceptó pero le dijo: «Voy a comprar un abrigo de cuero negro como el suyo». Lo compró y duró al menos dos generaciones.
Algo prestoso debía tener mi abuelo cuando cada uno de sus hijos, al nacer su primogénito, le ponían de nombre Joaquín. Así tenemos a Joaquín el de Pedro, Joaquín el de Águeda, Joaquín el de Mario, los tres fallecidos y Joaquín el de Amparo, éste vive. Pero es curioso que cuando nacían mujeres a ninguna se les puso de nombre Joaquina, ni Hortensia como mi abuela. Posteriormente ya fallecido mi abuelo, un tío político mío, César Álvarez Mardaráz, fue el responsable de pagar las nóminas de los empleados de Priañes y mi madre Mª Luisa Aza García, siendo una rapacina, llevaba de vez en cuando algún papel desde Trubia a la oficina de HC, coincidiendo con sus desplazamientos a Oviedo para estudiar en el Conservatorio. Pero años después también le propusieron a mi padre encargarse del mantenimiento de la Central de Priañes, que no aceptó. Y mira por donde ahora un nieto de Xuacu comenta con orgullo éstos recuerdos.
Don Narciso fue una persona de grato recuerdo en casa de mis abuelos Joaquin y Hortensia.
Viendo la reseña biográfica de D. Narciso,que se publicó en ABC con ocasión de su fallecimiento, queda bien reflejado su grandeza científica y humana. Por la actualidad del tema destaco este dato “Que haya sido el primer empresario de Asturias que estableciera un régimen de pensiones de jubilación para sus empleados”.
Según noticias que han llegado recientemente a mis oídos, este año se va a conmemorar el centenario de la inauguración de la Central Hidroeléctrica de la Malva y a tal efecto se celebrarán varios actos y se prepara un museo con exposición de recuerdos.
Sería un momento muy adecuado para tener la oportunidad de exponer la foto de la carreta que venimos comentando y al pie de su imagen que apareciera el nombre de los que la llevaban, yo puedo decir el de mi abuelo.
Ciertamente después de tantos años y la veces que ésta imagen ha salido en publicaciones de la empresa, pienso que casi constituye un icono, que merecería en el año del centenario una descripción más amplia, desde los hombres hasta los gües. Yo ya lo dije. Ya veremos lo que pasa, pero si viviera D. Narciso no me cabe la menor duda de que esto se haría, ¡vaya que no!.
[1] MARTÍN RODRÍGUEZ, A. et. al. Un modelo de conservación del patrimonio industrial: La central hidroeléctrica de la Malva. Universidad de Oviedo.
NOTA DEL AUTOR:
El abuelo Joaquín no era carretero de profesión, si no industrial cárnico en Trubia y amigo de aventuras eso sí. Y debido a que su tío D. José era el cura párroco de San Pedro de Nora y sus tíos abuelos de Pola de lena fueron Fray Benito y Fray Gabriel, monjes benedictinos , abades de Meira y de Cangas del Narcea- ver mi artículo en la Nueva España- Del Torreón de los Guzmán a San Pedro de Nora, los Hazas/Azas pasaron por Asturias», original era pasaron por Pola de Lena, y es por ello que el abuelo » para domarlo» primero estuvo en el Colegio de San Luis de Pravia, y se escapó, luego en Cangas y se escapó y probablemente en Burgos en el Convento de Miraflores.
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