Teverganos en México

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Celso Peyroux relata en primera persona sus vivencias en la capital azteca, a la que acudió invitado por el centro asturiano de este país

Por Celso PEYROUX

Cronista Oficial de Teverga

El Centro Asturiano de Tlalpan en México es una ciudad viva con numerosos edificios, muy bien cuidados y restaurados, amplios jardines con arbolado y gentes que se mueven de un lado para otro. Manuel Arias Díaz, presidente de la directiva de la enorme finca, nos recibe de manera cordial y nos invita a conocer todas las instalaciones.

El Centro Asturiano de México cumple su primer centenario desde aquel 7 de febrero de 1918 en que un grupo de emigrantes decidiera fundar una sede para reunirse con sus familias y tener siempre presente la Asturias del alma. Para este acontecimiento, se han emprendido nuevas obras, diversas instalaciones y material nuevo, que hacen del solar un lugar lúdico, cultural y de encuentros y convivencia de asturianos, españoles y mexicanos.

En el recorrido van apareciendo canchas de tenis, campos de fútbol, juego infantiles, amplias zonas verdes, piscinas exteriores y de invierno, salas múltiples de recreo, ludotecas, vestuarios, salas deportivas y de mantenimiento, restaurantes, cafeterías, boutiques, servicios médicos… con un monolito que recoge la efemérides y la estatua de Pelayo en una bella escultura de bronce. Durante las tres horas del recorrido fue  recibiendo el Presidente muestras de afecto y de cariño por todas partes.

César Garcia, Manuel Arias y Celso Peyroux en los jardines del Centro Asturiano en México

 

Al pasar por el estadio del Molinón nos trae el recuerdo el gran derby regional que tuvo en vilo a miles de asturianos.

Una bella y melodiosa catarata pone música a la mañana de igual manera que el violín de una joven que interpreta una sonata de Chopin. Al tiempo, una brisa apacible mece las hojas de las palmeras y nos trae versos de Sor Juana Inés de la Cruz, Campoamor, Leon Felipe, Carlos Pellicer y Octavio Paz.

Durante el almuerzo, Manuel Arias Diaz (octogenario de buena presencia y mejor salud), natural de Vigidel en Valdecarzana, concejo de Teverga, nos cuenta con voz dulce y pausada la vida interna de la gran asociación civil formada por unos treinta y tres mil socios. Unos edificios e instalaciones que hay buscar en este enorme solar, en el Centro de Polanco, totalmente rehabilitado y en la perla de la corona que se encuentra en el Centro Ecológico de Cuatla (Morelos) con más de doscientas hectáreas en un medio natural, con hoteles, piscinas, instalaciones ecuestres y un campo de golf de diecinueve hoyos diseñado por un conocido campeón mundial.

El Centro Asturiano de México cuenta con más de novecientos trabajadores para atender, mantener y gestionar este gran imperio lúdico y social del que Manolín Arias se siente feliz, después  de llevar mucho tiempo en la directiva y nueve años como presidente del  con un grato recuerdo para su equipo de colaboradores y para sus antecesores en el puesto de máximo responsable.

Nos cuenta lo difícil que fue la vida a su llegada, así como y cómo con tesón y honestidad se fue abriendo paso hasta el día de hoy. En su amena conversación acude también la nostalgia de la tierra natal, su familia (padre y madre fallecidos) y de los amigos que dejó en el pueblo a los cuales aun recuerda. No faltan las imágenes infantiles del duro trabajo rural y anécdotas como la ocurrida con un oso en compañía de su padre.

Ante todo lo visto y escuchado, ante una labor seria y solidaria para la convivencia de hombres y mujeres, ante las emociones con seres queridos, a tanta distancia de la tierra natal, uno se siente orgulloso de ser asturiano, habitante de los Valles del Trubia, de haber sido nacido en Teverga y de llevar sus nombres por el mundo.

Cuando abandonamos el Centro de Tlalpan, una banda de chupamirtos entona la balada del emigrante de Alfonso Camín.

 

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