Publicado el: 14 Abr 2021

Los otros osos de Proaza

Numerosos vecinos del concejo han sufrido desde marzo desperfectos en sus casas, vehículos y fincas por la ‘visita’ de plantígrados, cada vez más confiados y que se acercan sin temor a los pueblos y a la propia villa

Destrozos en Fuente del Güeyo

Por Loli GALLEGO / Proaza

Lo titulo así, pues además de los que viven en el cercado osero existen otros que viven en libertad dentro de este concejo de Proaza.

Que a la fauna salvaje se le tenga respeto está muy bien, pero cuando se pone en peligro la vida de las personas (no ha ocurrido, pero puede pasar) y si es así, luego ¿qué? Esto puede ocurrir pues dadas las circunstancias del acercamiento de estos animales salvajes a las poblaciones habitadas como la villa de Proaza y la aldea de Sograndio, desde finales de marzo y lo que vamos de abril, nos dice suficiente: que si no se toman medidas urgentes, efectivas y de rigor, esto terminará muy mal. La Administración se dedica a tomar nota de los daños y luego ¿cuándo se pagan a los damnificados?

Éstos tienen que asumir la reparación de los mismos, es decir adelantar el dinero, buscar los operarios y en definitiva arreglarse por sí mismos. Luego cuando la Administración lo considere oportuno pagará.

En el caso que nos ocupa, se ha producido por ejemplo el destrozo completo de un coche, indispensable para ir al trabajo. Su propietario tiene que hacerse cargo de la reparación, adelantando el dinero y arreglándose para acudir al trabajo. Me pregunto ¿esto es justicia, esto es solidaridad, esto es empatía con las personas que además de ser perjudicadas se les dice «arréglate como puedas»?.

Los ataques de estos plantígrados son cada vez más frecuentes y sin presentar ningún miedo a los humanos.

Las personas perjudicadas en la villa de Proaza son los que a continuación se nombran:

D. Saturnino García, en la finca conocida como «la Viñona”: muerte de 12 gallinas y grandes desperfectos en las infraestructuras de la finca.

Vecino de la fuente “el Güeyo”: grandes desperfectos materiales dedicados a guardar aperos de labranza y otros enseres. Dejaron la parcela hortícola como un erial. No pudieron atacar a las gallinas por estar muy bien cerradas. A la noche siguiente volvieron siendo espantados con dos tiros de escopeta (eran dos). Toda la plantación de la huerta quedó destrozada.

A D. José Luis, hijo de Maruja Corona, cerca de la vivienda, en una pomarada, la noche del pasado martes le comieron una oveja.

A otro ganadero le comieron toda la” ceba” que tenía para alimentar el ganado.

Sograndio, barrio de las Lleras, el oso destrozó la puerta de la cuadra y comió la avena y los tacos. El propietario D. Francisco, bajó todo para su vivienda en el barrio de Ente la Iglesia y hasta allí llegaron una pareja de osos, que rompiendo una ventana de un local volvieron a comer el forraje del ganado, a éstos los espantó Francisco.

En Ente la Iglesia vive un matrimonio D. Laudelino y Dª Amparo octogenarios, tienen un miedo grande porque tuvieron un oso junto a su puerta que había saltado la verja. Les comió las gallinas. La guardería rodeó la vivienda con un “pastor eléctrico,” sin pensar en el riesgo que esto conlleva, pues puede ocurrir un accidente.

Javi de Murias. Según manifiesta, eran tres los osos, pues los excrementos así lo demuestran. A la entrada de Murias destrozaron el cajón del pan, siguieron pueblo arriba entrando en una cuadra donde tenía el caballo, este se encabritó y tiró una pared de la cuadra, al no encontrar nada en el siguiente paso destrozaron el coche, fueron a comer las gallinas de Ismael y al no poder entrar subieron al tejado y levantaron una placa.

Reflexiones

Todos estos hechos están en conocimiento de la guardería, encargada de trasladarlos al Principado.

¿Cuáles serán las medidas que la consejería correspondiente tomará? ¿Estarán en consonancia con los hechos que se exponen o considerarán que la fauna salvaje tiene más derechos que los vecinos?

Se habla mucho de la España vaciada, para mí despoblada. Sí, se habla sin parar de esta España, pero no se la atiende como debiera, pues la zona rural siempre fue vista por los urbanitas como ciudadanos de segunda clase, y a ello contribuye la clase política.

Durante esta situación de crisis y de epidemia ha sido esta España rural que alberga a campesinos y ganaderos la que ha abastecido a las poblaciones de lo necesario para poder subsistir, pero no se les tiene en cuenta y esto queda demostrado con lo que sucede con la fauna silvestre, tanto del oso como del lobo.

De seguir con esta política diremos adiós a nuestra España rural, a la que personalmente estoy muy unida.

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