Gelsomina Álvarez, Elena Cadierno y Carolina Cosme vieron reconocidos sus trabajos en defensa de los derechos humanos

Manuel Galán / Somiedo

La somedana Gelsomina Álvarez y las mosconas Elena Cadierno y Carolina Cosme fueron premiadas, el pasado 20 de diciembre, por sus relatos en defensa de los derechos humanos. El III Concurso literario de derechos humanos, organizado por la Agencia asturiana de Cooperación al Desarrollo, dependiente de la Consejería de Derechos sociales y Bienestar, reconoció el talento de la juventud asturiana en sus premios anuales.

Se recibieron, en total, 90 obras procedentes de 16 colegios e institutos de gran calidad y pluralidad, que atendieron a diferentes situaciones de vulneración de derechos humanos en nuestras sociedades y en contextos del sur global.

Tres de los nueve premios incluidos en las tres categorías de microrrelatos, recayeron en estudiantes de centros educativos de la comarca. El tercer premio de la categoría B: Microrrelato 3º y 4º de la ESO, se otorgó a Elena Cadierno Peláez, del IES César Rodríguez de Grao por Iguales pero diferentes. El segundo premio de la categoría C: Relatos de bachillerato se concedió a Carolina Cosme Álvarez del IES Ramón Areces, también de Grao, por Las alas del gorrión y el tercer premio de la Categoría A: Microrrelato 1º y 2º de la ESO recayó en Gelsomina Álvarez Lorences del Colegio Público Álvaro Flórez-Estrada de Pola de Somiedo por Petición por los derechos humanos.

Es, de largo, el año con más escritos presentados, lo que supone la consolidación de un certamen muy valorado entre los centros educativos asturianos. Estudiantes de 11 centros educativos asturianos fueron premiados en el concurso.

En un salón de actos repleto de jóvenes, familias y educadores, Xuan Santori realizó un recorrido por los relatos compartiendo pinceladas de las obras premiadas y ensalzando la calidad de los relatos y la profundidad de los mensajes. El acto de entrega, amenizado por la Asociación Matumaini, contó con la participación de los músicos asturianos Nel y Alicia Villanueva y los africanos Samuel Akinola y Maguette Ndiaye. El acto, además del reconocimiento al talento de nuestra juventud, fue una denuncia de situaciones de vulneración de derechos humanos, pero también un reconocimiento a la riqueza cultural de nuestras sociedades a través de la música, la poesía y la fotografía, con la exposición Lejos-Cerca. África central-Asturias. En la entrada al salón de actos resonaron los compases de Onde yo me pueda ir o Boomerang, con un baile en corro que puso el broche final a una velada muy emocionante y que finalizó con todos los músicos juntos fusionando sus estilos en un escenario improvisado para la ocasión.

En una sociedad en la que parece imposible entender al otro, nuestros jóvenes demostraron, una vez más, que conocen perfectamente los porqués de las vulneraciones de derechos humanos en diferentes sociedades y que poseen el don de la creatividad y la originalidad para describirlas y contarlas de muy diversas maneras.

«Resulta lamentable que en pleno siglo XXI sigan existiendo manifestaciones de odio dirigidas hacia mujeres y migrantes, así como que la vivienda sea considerada un privilegio inalcanzable para muchos. Asimismo, la amenaza que pende sobre el derecho a la salud debido a la falta de financiamiento para la atención médica es una realidad alarmante», recoge Gelsomina en su relato y pide: «me gustaría que el país donde vivo proteja todos los derechos humanos para todos sus habitantes. Es por ello que insto y exijo a los partidos políticos que asuman un compromiso en la defensa de estos derechos fundamentales».