Publicado el: 16 Mar 2021

La década perdida

Por Emilia BARRIO

Pedagoga y técnica de Juventud

El Instituto de la Juventud (INJUVE) ha presentado la semana pasada el ‘Informe Juventud en España 2020’, una radiografía general de la situación de las y los jóvenes españoles.

Muchos datos nos los imaginábamos o conocemos de nuestro día a día, pero ahora se ven refutados con una encuesta cuya muestra representativa fue de 6.467 jóvenes de entre 15 y 29 años, residentes en España, donde se preguntó por la situación de la educación, del empleo, de la emancipación, por sus intereses y actitudes con respecto al ocio, la sexualidad, la igualdad de género y el cambio climático, así como por el efecto que la pandemia de la COVID- 19 ha tenido en sus vidas.

La pandemia ha profundizado en los defectos del mercado laboral, retrasado la emancipación y agudizado la desigualdad educativa, según revelan los datos del Informe. Una generación de jóvenes que enfrenta su segunda gran crisis económica y social cuando aún no se había recuperado de los efectos de la crisis financiera de 2008, por ello ya se denomina la “década perdida”. El estudio confirma que el interés de la juventud por la política se mantiene cerca del 40%, duplicando las cifras de la década anterior, y siendo el trabajo, la educación, la vivienda y la igualdad los temas que más interesan a la juventud (8 y 9 puntos sobre 10).

El mercado de trabajo se ha visto afectado por la pandemia de la COVID-19 que ha profundizado problemas preexistentes como la precariedad y la inestabilidad laboral y ha hecho caer las expectativas entre la juventud: más de la mitad (52%) de jóvenes empleados tiene contratos temporales, una temporalidad 30 puntos superior a la del resto de la población. Sin embargo, casi un 38% desearía trabajar más horas de las que actualmente trabaja. Al mismo tiempo, casi 4 de cada 10 jóvenes desempleados cree poco a nada probable encontrar trabajo en el próximo año mientras que un 66% considera que, tras la pandemia, sus oportunidades laborales y económicas serán peores que las de generaciones precedentes.

Como consecuencia de este panorama laboral, se retrasa la emancipación juvenil. España es uno de los países con la emancipación juvenil más tardía de Europa (le edad media de emancipación en la Unión Europea es de 26,2 años, mientras que en España es de 29,5) y la situación tras la pandemia empeorará notablemente, cae 15 puntos el porcentaje de jóvenes que se plantea dejar de vivir con sus padres, en 2019 un 48% pensaba hacerlo y en 2020 solo un 32,8% se lo plantea. En general, un 75% de jóvenes no se emancipa por falta de estabilidad o suficiencia de los ingresos y a ello también va ligado su deseo de tener descendencia, aumentando el porcentaje de jóvenes que no quieren tener hijos del 16,8% al 18%.

Los efectos de la pandemia han agravado la desigualdad educativa entre la juventud española que en un 60%, entiende que su aprovechamiento del curso académico se ha visto significativamente mermado y han aprendido menos de la mitad que en un año normal. La mitad de los alumnos declara además que la supervisión del profesorado es mejor en la enseñanza presencial y casi 8 de cada 10 prefiere ese método al online.

La repercusión psicológica del Gran Confinamiento, ha afectado hasta a un 32% de la juventud, siendo además este impacto mucho más intenso entre las mujeres que entre los hombres.

Respecto a la sexualidad, las actitudes y hábitos de la juventud española apuntan a una iniciación sexual cada vez más temprana y una diversidad cada vez más asumida, la cuarta parte de los encuestados no se identifica plenamente con la categoría 100% masculina o femenina. Por otro lado, saltan las alarmas con la pornografía como escuela de sexualidad su consumo está generalizado entre los jóvenes varones (un 85% declaran haberlo consumido al menos una vez, frente al 50% de las mujeres), al tiempo que un 32% de hombres jóvenes y un 24% de mujeres dice inspirarse mucho o bastante en el porno en sus relaciones sexuales.

Siguen sorprendiendo datos sobre las prácticas sexuales como que el 11% de las mujeres declaran que hicieron “cosas de las que no estaban convencidas“ frente a un 5,4% de los hombres.

Pero no todo son malas noticias, nuestros jóvenes a pesar de todo siguen mostrándose solidarios y destaca su lucha y compromiso contra el cambio climático, casi 5 de cada 10 jóvenes siente una preocupación máxima por el medio ambiente (47% frente al 17% de adultos), siendo este interés particularmente intenso en los y las jóvenes de entre 14 y 19 años.

Otra “bandera generacional” es la igualdad de género, que fue el lema que más moviliza a los jóvenes, quizá el 8M haya influido mucho y otro dato que 8 de cada 10 mujeres se siente feminista y un 83% de los jóvenes considera la violencia de género como uno de los problemas más importantes. Existe entre los jóvenes un apoyo mayoritario a las políticas públicas de igualdad y un rechazo generalizado a las actitudes controladoras, si bien reconocen continúa el sexismo en el ámbito doméstico y los cuidados.

Como conclusión: nuestros jóvenes, en este futuro de reconstrucción van a necesitar apoyo con políticas públicas específicas de empleo, de vivienda, educativas, etc… que favorezcan la igualdad de oportunidades. No se pueden volver a repetir los errores del pasado, donde los fondos europeos sirvieron, en más de una ocasión, para formar trabajadores altamente cualificados que se emanciparon, a su pesar, muy lejos de la tierra que les vio nacer. Los jóvenes, como casi todos los colectivos, necesitan que se le escuche, antes de ponerse a buscar soluciones futuras para su vida desde la adultez de los despachos. No nos podemos permitir otra “década perdida” si queremos levantar este país.

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