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Proaza
8 La Voz del Trubia Noviembre de 2015





DESDE PROAZA Por Loli GALLEGO


La casa de los mis güelos


Hoy me he propuesto describir pre había una vaca y el xato. Las manera se
cómo era una casa de los años cua- vacas siempre tenían el mismo iba reno-
renta, en la fase histórica de la pos- nombre “Linda”y eran de la raza vando el
guerra, en una familia de clase que llaman ratinas. Al fondo, el gallinero,
baja, que trabajaba en el campo y burro, que siempre comía lo que aunque también se compraban.
que tenía una economía mixta ya sobraba de la vaca, a no ser que Las más apreciadas eran las fran-
que el cabeza de familia era zapa- hubiesen mayao la manzana y en- ciscanas y las japonesas.
tero. tonces la poxa la mezclaban con Cuando güelo machacaba los
Fue en esta casa en donde pasé los cebada y tanto la vaca como el huesos a la puerta del taller venían
mejores años de mi existencia, burro se ponían muy contentos. todas corriendo a comerlos. Me
hasta que falleció mi güelo. Tenía Creo que la poxa fermentaba en el decía que así comían calcio y los
entonces diez años y fue la pri- estómago y se ponían un poco huevos no salían en “camisa”.
mera vez que lloré con una pena “colocaos”.
muy grande por haberlo perdido. Siempre conocí dos gochos de los Sanmartín y sidra
blancos con “oreyonas” grandes. Este era otro día de fiesta (para mí,
La casa Horro de José Carifo / Foto del archivo de la autora Todos los días los sacaban a la ca- claro) La ayuda comunitaria es-
Era la clásica casa de aldea, de guardaba la ropa de cama y un jados que era de cobre y brillaba leya y los fregaban con una taba fuertemente arraigada en
planta baja, piso y una solana. arcón donde después de amasar el mucho. quilma. Baldeaban el corripo y pa estos tiempos. Las gentes se ayu-
Aparte estaba el desván al que se pan lo guardaban entre sabanas vie- La puerta era de cuarteron para dentro. Decía mi padre que por te- daban en la labores, en los arreglos
accedía por una trampilla que a mí jas muy limpias y por encima le salir al portal, donde se entraba a nerlos limpios casi aumentaban en de los aperos, en los partos del ga-
me daba un miedo terrible, pues colocaban una manta fina. Este era la cuadra. En otro cuarto pequeño peso una arroba. nado y en todas aquellas cosas en
pensaba que si entraba no volvería el lugar en el que mi güela tenía el estaba el retrete. En el portal había las que se necesitara colaboración.
a salir así que ni se me ocurría. abastecimiento, pues cada quince un escaño y, colgado encima, un El horro Ese día bien temprano se encendía
Tenía dos habitaciones: la del bal- días amasaba. mapa de Europa, de lata, que yo La casa contaba también con un una hoguera en el camino y se col-
cón era la de los güelos y, dentro En la planta baja se hallaba la co- miraba con gran admiración, pues horro dividido en dos cuartos. En gaba un gran bidón con asa lleno
de lo que cabe, estaba bien amue- cina, lugar donde discurría la vida los países estaban en relieve y en cada uno se guardaban diferentes de agua. Se preparaba la duerna
blada: dos camas torneadas, un ar- de la familia. El mobiliario era sen- colores. A otro lado, un palanga- cosas. En el más grande las man- donde se sacrificarían los gochos,
mario con dos puertas con espejo, cillo: una cocina de carbón y al lado nero de hierro con su toalla y el zanas colocadas por clases en las preparaban la cebolla y lo necesa-
un palanganero con su palangana la de leña con el forno y una mesa jabón y junto a éste un gran clavo estanterías y entre hierba ¡Como rio para hacer el primer embutido
y jarrón y una silla que decían era grande siempre cubierta con un donde se colgaba el mañizo de olían! Ese olor me quedó grabado que era la morcilla. Luego llegaba
de estilo “isabelino” pues la tenían hule de cuadros blancos y azules. berzas para las pitas. en el cerebro para siempre. el matarife,un hombre entrenado
en gran estima. Las camas siempre Los sitios en la mesa estaban dis- Desde el portal, que estaba cerrado Los lunes en temporada las llevaba en este oficio. Sacaban a los reos,
tenían unas colchas en colores tribuidos: a la cabeceras los güelos con una portilla de madera, se en- al mercao y las vendía rápido pues que chillaban tanto que yo me es-
malva y morado. Encima de los y en el frente el resto. Al otro lado traba a la zapatería y ese era mi tenían fama de ser muy buenas y condía con los oídos tapados en el
cabeceros, dos crucifijos, pues estaba la masera donde se hacía el mundo pues el güelo me dejaba sabrosas. A mí las que más me taller. Una vez hecho el sacrificio
aunque el güelo era anticlerical, la pan y a continuación un armario jugar con todo lo que allí había ¡Y gustaban eran las de “prieta” que los colgaban y los dejaban serenar
güela era religiosa aunque no prac- aparador con puertas de cristales sí que había!. en el mes de enero estaban riquí- en el portal toda la noche.
ticara. De joven había cantado en donde se guardaba lo mejor del simas. Claro que lo que venía después era
la iglesia. Tenía una voz muy servicio. Disponía de dos cajones La amasadura quincenal En el horro había dos arcones, uno la comilona del primer adobo, el
guapa y a mí me gustaba escu- para los cubiertos y en la parte de Era como un día de fiesta desde para las nueces y avellanas y el primer picadillo... y ya nadie se
charla. abajo, que estaba cerrada, se guar- que se comenzaba a preparar el otro para la harina y colgados del acordaba de los “ejecutados”. Solo
Debajo del balcón y pegada a la daban los comestibles de uso, pues forno pa aroxar, hasta que una vez techo los tocinos, jamones y cho- se comentaba lo rico que estaba
fachada había una parra de uvas mi güelo los compraba al por cocidos los panes se comía la em- rizos de aquellos dos gochos que todo.
negras que se expandía por encima mayor y los tenía en la zapatería. panada que la güela ponía a la en- se cuidaban también. En la época de la manzana se
del camino y lo tapaba haciendo Al lado del aparador había un trada del forno. ¡Como me Debajo del horro estaba el galli- hacía sidra. La mallábamos en el
una especie de túnel. basar donde estaban colocados los prestaba la leche, la empanada y el nero: doce o catorce pitas y un llagar del cura El Carranco. Esta
La otra habitación era interior, útiles de diario, luego, el fregadero pan recién hecho que yo llamaba gallo. Tenían mucho cuidado labor se hacía comunitariamente.
tenía una claraboya en el techo y con los calderos del agua colgados de “molín”! ¡Todo un festival gas- cuando alguna salí llueza,entonces Fueron épocas malas pero las gen-
la solana. Había dos camas de hie- y pegada a la pared del fondo una tronómico!. la cogían y la ponían aparte, le tes con ingenio y voluntad aprove-
rro muy grandes con bolas dora- espetera en la que sobresalía entre Adosadas a la casa estaban la cua- arrimaban los huevos y a esperar a chaban lo que tenían para así
das, una cómoda en donde se todo el aparato de hacer los espon- dra y el corripo. En la cuadra siem- que salieran los pitinos. De esta poder subsistir con dignidad.























Proaza, patrimonio y tradición
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