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28 La Voz del Trubia Diciembre de 2021
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El sabor agridulce de la Navidad




En el rocío de las cosas pequeñas, el fermedad de Occidente es la de la laberinto consumista, cuando do-
corazón encuentra su alborada y se abundancia: tener todo lo material mina en el hombre la incomunica-
refresca. Jalil Gibran y haber reducido al mínimo lo es- ción y el aislamiento? En fin, el
F eliz Navidad!, sin duda, la suceden estos rituales en los que el es devorado por el consumismo

piritual. En fin, todos los años se sujeto “anestesiado” e hipnotizado
expresión que más se re-
sujeto es apresado en la telaraña despilfarrador.
pite durante estos días.
del consumo; después la persona Y ésta moral “light”, tejida e hil-
Pero felicidad y Navidad,
no parecen ser un matri- volverá a su soporífera rutina, no vanada en esta sociedad desperso-
sin antes arrepentirse de los cuan-
nalizante y desmoralizante, nos
monio bien avenido. De hecho, sólo tiosos gastos realizados. En fin, es conduce finalmente al nihilismo,
la Navidad es una época de alegría el culto del hedonismo, de la cul- a una erosión demoledora de
para el 48% de los españoles; in- tura individualista disfrazada por nuestro psiquismo que nos lleva a
cluso, un 27%, sienten tristeza y me- un arsenal de conductas pseudoso- las mismísimas puertas de la de-
lancolía y muchas personas, viven lidarias. Estamos, pues, en la ley presión. En las fiestas de Navidad,
estos días con mucho estrés; se aho- del regalo, un rito que año tras año al menos en la tradición cristiana,
gan en estas fiestas, no encuentran se repite, con el fin de generar es el momento de ajustar la ten-
nada especial que les motive o que amistad y felicidad. Un gesto que sión en cuanto a las relaciones
los anime. La tristeza, por lo tanto, tradicionalmente existía para su- personales, provocando senti-
asalta a muchas personas en las fies- perar la mala suerte y los malos mientos de amistad, gratitud,
tas navideñas, conociéndose como la augurios. Un símbolo altruista buena voluntad y amor hacia no-
“depresión blanca” o “blues de Na- Navidad familiar como acto espontáneo de despren- sotros mismos. Con bastante in-
vidad”. Según la Asociación Euro- (fiestas, compras, felicitaciones, está aquí y alimenta constante- dimiento, de querer agradar al otro tensidad, se viven en estas fechas
pea de Psiquiatría Social, un 20% de regalos, comidas pantagruélicas, mente los trastornos depresivos. A y reforzar la amistad. Desde los al- tan especiales los acontecimientos
los españoles padece este trastorno: consumo, gastos superfluos, etc.) través de Internet podemos com- bores de la época judeocristiana, el de pérdida que han ocurrido en los
la depresión blanca. El ambiente de que hacen que el individuo aún se prar lo que deseemos y, además, regalo tenía ese sabor sincero de últimos tiempos y que aún conti-
alegría y dicha colectiva motiva la encuentre más descompensado, los bancos nos ayudarán ofrecién- amistad y de altruismo; pero en la núan teniendo un gran impacto
añoranza y la tristeza por la falta de más neurotizado y desee final- donos toda clase de facilidades actualidad, el Papá Noel ha encon- emocional en nuestro psiquismo,
familiares y amigos muy allegados, mente, que cuanto antes terminen para acceder a los créditos nece- trado su fuerza consumista en el acentuándose notoriamente con
es decir por las pérdidas afectivas. Se estas fiestas mejor. Lo que nor- sarios. En esas circunstancias, el regalo. Del simple regalo tradicio- motivo de la Navidad. Pero tam-
produce un bajón anímico, motivado malmente no se come a diario, se hombre se convierte en una ma- nal, se ha pasado a la corbata más bién, la celebración de las fiestas
también por el desembolso econó- devora en Navidad, porque hay un rioneta, traído, llevado y arras- sofisticada de una marca de lujo; navideñas se nos antoja como un
mico que suponen regalos, celebra- gran público estimulado y atra- trado por un sinfín de estímulos es el mundo del lujo, de la marca; remanso de paz y espiritualidad.
ciones y, especialmente, la ausencia pado por esa ingente publicidad, a propios de la publicidad asfixiante una forma peculiar de satisfacer En fin, el hombre sumido en tanta
de los seres más queridos. La sole- tirar la casa por la ventana. Las de las fiestas navideñas. Las com- necesidades psicológicas ocultas, desesperanza y fatiga vital, como
dad, cada vez más frecuente, y el au- tentaciones para gastos son pras, regalos, comidas, cenas y ce- como es el poder, el prestigio y el diría Zubiri, encuentra un escape
mento del gasto económico, afecta el mucho mayores, los reclamos lebraciones se suceden con estatus social. Pero esos momen- y respiro en la intimidad de estas
estado de ánimo de muchas familias más sofisticados y los productos frenesí. El derroche de comidas tos de placer, se diluyen rápida- fiestas y en la satisfacción de las
que viven una situación de paro y de muy personalizados. La fiesta del (mariscos, pescados, carnes, em- mente como un terrón de azúcar necesidades afectivas. Por eso
gran ajuste económico. Y sin duda, consumo por excelencia es la Na- butidos), delicias culinarias, vinos en una taza de té caliente. La Na- sólo la autoconsciencia emocio-
el miedo actual al contagio del coro- vidad. La tacañería en estos días de las mejores añadas, espumosos vidad, potencia la imaginación, la nal, nos permite hacer frente a la
navirus también entra en esta percep- no existe y las propias cifras, nos y fiestas no cesa; es todo un fervor fantasía y los recuerdos. Me ima- sinrazón de impulsos desenfrena-
ción de la Navidad. La presión social indican cada año que despilfarra- mezclado con el alma de la Navi- gino en un trineo con perros guía dos que en nada o en muy poco
que incita a gastar es muy grande; mos más. Se nos ha enseñado que dad. (huskies, siberianos, samoyedos y contribuyen a la salud integral del
por eso, lo más recomendable es in- para ser más feliz hay que consu- groenlandeses) es una gran satis- ser humano. La Navidad, en fin,
tentar huir de los clichés tradiciona- mir más, tener el último iPad o Derroche navideño facción, algo indescriptible que debe azuzar la convivencia minu-
les; si no es posible hacer un regalo, modelo de móvil o de bolsos. Pero todo este derroche de Navi- me traslada a mi tierna infancia, ciosa, el acontecer espiritual, la
lo mejor es expresarlo abiertamente; Pero una de las claves es entender dad, ¿qué significa? ¿A qué se con los trineos, la noche nevada, comunicación, la esperanza, las
en cualquier caso, el mejor regalo es que lo que da felicidad no es con- debe? La tradición se impone, el cielo azul y estrellado; en fin, convicciones profundas, la since-
el amor, la amistad, el tiempo y la sumir, sino más bien producir. pero tal vez pierde fuerza lo más una hermosa estampa invernal ridad, la moralidad, la capacidad
afectividad. Muchas personas son adictas a su importante de estas fiestas que es entre idílicos parajes, un escenario de sacrificio, el amor, etc., tra-
El sentido de la Navidad es la fa- móvil o a internet, padecen “co- posiblemente el amor y los lazos de lujo para albergar y sentir de tando de conseguir algo más de
milia, las auténticas vivencias fa- nectividad mórbida” y acumulan afectivos y espirituales de la navi- verdad, la felicidad. Tal vez, la felicidad... ¡Dejemos que la Navi-
miliares que tanto necesitamos sobrepeso de megas. Empero, en dad y que impregnan a toda la fa- falta de comunicación, afecto y dad penetre humildemente en
para nuestro equilibrio y bienes- una era ultra conectada, estamos milia. El refuerzo de la familia, de empatía explica en buena parte nuestros corazones como los po-
tar. Pero, paradójicamente, como más solos que nunca. Vivimos en todos los seres queridos y el re- este consumo irrefrenable que tentes rayos de luz, cargados de fe
decíamos las tan deseadas vaca- un aislamiento inimaginable para cuerdo de los que ya no están, aprovechan perfectamente los y de esperanza, capaces de atra-
ciones de Navidad, parecen con- nuestros ancestros. Y, por su- puede ser el logro más importante grandes templos del consumo. vesar las ramas intrincadas y des-
vertirse en una vorágine de estrés puesto, la soledad hiperconectada con estas fiestas. Sin duda, la en- ¿Quién puede defenderse de este nudas del bosque!
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