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12 La Voz del Trubia Enero de 2022
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ÁNGEL DE LA FUENTE
A orillas del Nalón

Los vecinos de Priorio deberíamos leer la novela de la escritora María Teresa Fernández de Alba, en donde
recoge hechos y descripciones del entorno de Piñera en los primeros años del siglo XX
L a parroquia de Priorio

se puede decir que ha
sido la bien filmada e
incluso novelada si se
me permite esta afirma-
ción. Su geografía y sus gentes die-
ron pie para que María Teresa
Fernández de Alba pergeñase una
novela con un título muy atinado,
porque no en vano el Nalón es algo
más que un río, es el hilo conductor
de tres parroquias que en tiempos
fueron concejo en clara dependen-
cia de Oviedo al que retornaron de
iure en el último tercio del siglo
XIX; primero Priorio en el año 1862
y Caces junto con Puerto en el año
1891. A partir de ese momento Ri-
bera de Abajo despareció y hoy su
denominación ha sido recuperada
atinadamente en la unidad de acción
pastoral que engloba las tres parro-
quias. La escritora nació en Chile,
hija de un vecino de Piñera y una as-
turiana natural de Besullo (Cangas
del Narcea). Llegó a Asturias con
cinco años, viajó a Chile cuando era
adulta y retornó definitivamente en
la década de los cincuenta al Princi- Casa en Piñera de María Teresa Fernández de Alba. Foto cedida por la exconcejal Dª. María Jesús Rodríguez Álvarez. Superpuesta, imagen de la por-
pado. Los veranos los pasaba en Pi- tada del libro.
ñera, en su casa con una espléndida también corrobora esta localización iglesia por el oeste de la Huerta Ale- corresponde siempre al oficiante. fluencias; por ejemplo, Palacio Val-
galería, que todos conocíamos por porque desde aquí se contempla la gre del balneario. Además, en aquella época los laicos dés, concretamente en La aldea per-
la Casa de las Chilenas. Recuerdo vega de la Llera y la línea del ferro- Otras citas permiten identificar el no participaban en las ceremonias dida (1903), ¡Adiós Cordera!
verla acudir a misa acompañada de carril inaugurada el 2 de agosto de Gafo cuyo nombre no aparece, pero religiosas. (1893) de Clarín cuando evoca a la
dos de sus hijas los domingos du- 1904 por la que circulaba el tren de se deduce al invocar el río que no Los escenarios y elementos de la vaca Romera para la que se esmesa
rante el verano, estación en la que los obreros o un simple tren que con llevaba carbón y en el que florecían Asturias rural son una constante en la hierba con el gabitu o el cuadro
Les Caldes se convertía en Las Cal- su traqueteo seguía acompasada- los lirios en sus riberas, los cuatro el relato: la fuente, el campo de la de José Uría Uría El regreso de Pin
das. mente la escorrentía fluvial a la vez barrios de la parroquia que no nom- iglesia y esta, las casas de Mila y de Rosa (hacia 1906). Se trata de
La trama se desarrolla en Piñera, en que expelía los gases y humos fer- bra, así como, sin entrar en detalles Manuela en las que describe con una producción literaria muy pictó-
la parte alta de este lugar de la pa- mentados en el vientre de sus loco- aborda un asesinato del que la todo detalle el interior -cocina, cal- rica porque permite al lector dibujar
rroquia de Priorio, porque desde allí motoras. Las negras aguas de esta prensa de la época dio cuenta con el dera, llar, mobiliario, cangilón, arca, en su mente a cada uno de los per-
se divisa el torreón de Peñerudes corriente fluvial, que en su cauce nombre “El crimen de Las Caldas”. habitaciones- , los huertos, el monte, sonajes a partir de la descripción
como si fuese un barco sobre la medio arrastraban y depositaban El marco temporal en el que se de- las erías de labor, de hierba y pasto. que la novelista hace de ellos, pues
cresta de una ola. Esta edificación carbones y estériles de los lavaderos senvuelve la acción corresponde a La autora mantiene el pasto y la ahonda en la introspección psicoló-
militar junto con las torres de Priorio de las cuencas drenadas por este co- las primeras décadas del siglo XX siega de la hierba en el monte y esto gica de los mismos. Esta obra fue fi-
fueron los principales baluartes para lector y su gran afluente el Caudal, por el tipo de vivienda con gruesas no fue así, porque en todo caso nalista en el Premio de Novela
defender el acceso a Oviedo durante llaman la atención de los niños paredes y pequeños vanos que se aportaba rozo, leña y en caso de ne- Asturias de la Fundación Dolores
el reinado del rey Casto de los sa- cuando van a Covadonga y ven las protegen con una cruz de hierro, co- cesidad se roturaba para la siembra Medio en el año 1988, seis años
rracenos, que desde el valle del Tru- aguas cristalinas del Sella entre cina con llar y por la comida; sin cuando la presión demográfica era después del fallecimiento de María
bia ascendían hacia Santo Adriano Arriondas y Cangas de Onís. La ex- embargo, la presencia del autobús fuerte y la tierra de cultivo escasa. Teresa Fernández de Alba. Los ve-
para alcanzar Siones y llegar a Prio- tracción del carbón también aparece no obedece a la realidad, porque Es en este contexto en el que relata cinos de Priorio y alrededores debe-
rio o vía Quirós y Morcín arribar a en el relato. Esta actividad fue una este aparecería mediado el siglo en la violencia, el maltrato, el alcoho- rían leer este libro de poco más de
Soto de Ribera con la finalidad de constante hasta la década de los plena posguerra. También sor- lismo, el amor y el desamor, la emi- doscientas páginas en un acto de ho-
salvar el Nalón en los lugares que años cincuenta e inicios de los se- prende que un mujer creyente y asi- gración, el retorno del emigrante, en menaje a una discreta vecina que
era más fácil vadearlo. Las múlti- senta. Otra reseña es el magnolio dua a la misa dominical haya fin la vida de una parroquia rural. nunca rompió su relación con sus
ples referencias a la vera del que al- que aún vive y sobrepasa la altura asignado a un joven la lectura del Se trata de una lectura ágil y amena orígenes por línea paterna en el
gunos llaman el Nilo asturiano del muro que cierra el campo de la evangelio, porque su proclamación en la que pueden verse varias in- lugar de Piñera.

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