El templo románico, que se encontraba lleno de maleza, ha quedado ahora despejado y se ha organizado para este sábado una «misa de recuperación»

Redacción / Grado
Vecinos de Belandres, Borondes y Báscones han limpiado de maleza durante los pasados días la ermita románica de San Julián de Belandres. El templo, muy importante por alguno de sus originales adornos medievales, estaba prácticamente ‘comido’ por la vegetación, tal como denunció en un artículo publicado en La Voz del Trubia la experta en patrimonio de Grado Beatriz Canitrot. Por este motivo, los vecinos, en sestaferia, decidieron darle un buen repaso y han conseguido dejar todo el entorno de la capilla expedito. De hecho para celebrarlo han programado una «misa de recuperación» para el próximo domingo día 8 a las 11,30 horas.
Para Canitrot era «urgente» su limpieza perimetral «puesto que la demora en la misma podría ocasionar daños estructurales con la consecuente ruina del edificio». También aconseja una intervención «sencilla consistente en limpieza de sus muros y estudio de cubiertas por si fuera necesario un retejado de la misma».
En las inmediaciones de Belandres, núcleo rural perteneciente a la parroquia de Báscones, y situada en una loma en la que se ha catalogado un castro se encuentra la capilla de San Julián. De pequeñas dimensiones y carácter popular, seguramente pertenece al grupo de capillas que en la Edad Media se construían sobre los castros para sacralizar el lugar y transformar las tradiciones paganas en cristianas. Madoz en su “Diccionario Geográfico, Estadístico e Histórico de Asturias” relaciona esta ermita y este castro con la época de los Godos y el rey Pelayo. Si nos atenemos a su estilo arquitectónico, la capilla más bien parece corresponder con un románico popular y se podría datar entre los s. XII o XIII. Interiormente llama la atención el arco de triunfo, abierto en medio punto descansando sobre impostas y jambas lisas. Destaca la rosca en la que aparece decoración escultórica en relieve: un rostro tosco y una cruz florenzada en las contraclaves y una cruz potenzada en el intradós.

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