Rafael Moreno
Coordinador de la exposición sobre la fábrica de armas de Trubia
Esta exposición de fotografía propone un recorrido visual de la vida de la Fábrica de Armas de Trubia a través de sus protagonistas y sus escenarios industriales. Cada una del medio centenar de imágenes seleccionadas refleja una historia humana ligada a un proyecto industrial en constante transformación, entendible como respaldo solidario y comprometido, aunque a veces silencioso y poco reconocido, con las Fuerzas Armadas españolas desde el corazón de Asturias.
Transpuestas a papel fotográfico desde las placas de vidrio originales donde quedaron inmortalizadas, las escenas aquí rescatadas proponen la representación de un proceso industrial innovador y siempre a la vanguardia tecnológica que ha sido y es posible gracias al trabajo y compromiso de las personas que durante los últimos 230 años han dedicado su empeño en fabricar lo necesario para proteger la seguridad e independencia de España.
Una excepcional mirada introspectiva a lo que transcurre dentro o alrededor de la Fábrica de Armas como epicentro de experiencias personales y propuestas empresariales que han permitido, no solo su supervivencia hasta nuestros días, sino asegurar un futuro brillante como referente internacional en el diseño y fabricación de vehículos blindados militares y sistemas de artillería.
La Fábrica ha ejercido durante su existencia una tutela laboral, social y cultural sobre el núcleo de población, Trubia, dotándola de una identidad y cohesión vinculadas a los intereses productivos de la instalación, al igual que, por ejemplo, lo fueron los Altos Hornos de Vizcaya y los de Mediterráneo en el caso del Puerto de Sagunto. Hoy su ámbito de influencia es mucho más extenso, pero sigue anclada en la realidad asturiana y, desde ella, a la española.
El recorrido visual, con sus saltos temporales y sus ausencias, se inicia con una copia de imágenes históricas que alguien inmortalizó en placas de vidrio para evitar que desapareciera su memoria, y finaliza con instantáneas de los años 50 que quedaron recogidas en placas de vidrio, quizá por razones románticas, y no en carretes de fotografía tradicionales.
El Archivo, recuperado y puesto en valor después de años de olvido, no propone un dominio discursivo homogéneo por lo que el modelo de representación es a veces inconexo o improvisado. Quizá aquí está su valor y encanto. La combinación de representaciones cuidadas y profesionalmente de máquinas y talleres junto a la espontaneidad y la ingenuidad que genera ternura y empatía.
Desafortunadamente, se desconoce la autoría de las fotografías; algunas de ellas, evidentemente, realizadas por los trabajadores de la empresa, pero otras tomadas por estudios de fotografía de Oviedo o, incluso, hechas por aficionados o semiprofesionales.
En este contexto, el Archivo Fotográfico Histórico de la Fábrica de Armas de Trubia, compuesto por más de 3.000 cristales, debe incluirse en una parte muy particular de la historia de la fotografía que, según López Mondéjar, se define como fotografía documental o del trabajo (2005:379). A camino entre la representación de procesos industriales y económicos y las relaciones humanas y sociales; lo que algunos han llamado “artesanos” de la fotografía al servicio de la industria (Sekula, 2003: 446).
El protagonista presente y ausente es el poderoso e imponente escenario industrial de la Fábrica de Trubia, aunque, en ese caso, la mirada contrasta con la que en la mayor parte de sus vidas han podido observar los viajantes o curiosos que apreciaron desde fuera sus grandes edificios o algunas de sus altas chimeneas que la rodean y protegen, dejando a su imaginación lo que pasaba en su interior. Cada fotografía -aunque pueda parecer descontextualizada- es un fragmento de una realidad compleja, porque su significado depende y cambia de acuerdo con el contexto en el que está y de la época en la que se mira. Según Gonzalo Montiel (2005), las fotografías de empresa muestran una parte residual del pasado, un modelo simbólico y una aspiración sociocultural, en la que los hombres y, escasamente algunas mujeres, muestran su particular relación con las máquinas y los procesos productivos, una muestra de la capacidad humana de aprender y transformar el territorio y la naturaleza.
Las fotografías aquí expuestas fijan un recuerdo, una forma de entender la vida, donde las máquinas toman protagonismo junto a las personas que aprenden a dominarlas y se apropian de ellas. Dentro de los talleres de Trubia, sus trabajadores demuestran cada día su capacidad para conquistar la naturaleza y, a la vez, labrarse un modo de vida.
La naturaleza y el carácter del archivo deben entenderse, asimismo, como un proyecto narrativo ligado a la cultura de la empresa, su legitimización y su proceso industrial. Es decir, la representación de Trubia propone una unidad discursiva donde el grupo es el protagonista; el cambio y la transformación su constante, y su permanencia en el tiempo como un atributo intrínseco, más allá de la función de documentar el proceso industrial.
En este caso, al contrario que otros archivos de empresas, las imágenes no están intrínsecamente ligadas a la publicidad de sus actividades, sino, en primer lugar, a las historias forjadas por los que han vivido la Fábrica de Armas de Trubia, y, en segundo, por estar ligada su experiencia con el Ejército, lo que implicaba necesariamente actuar con sigilo y sin alardes. Por tanto, la exposición propone un diálogo entre los que han pasado gran parte de sus vidas dentro de la Fábrica y la sociedad a la que han servido durante años.
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